CRONICA: El legado de las pastoras. Valdepiélagos 7 de noviembre de 2025.

CRONICA: El legado de las pastoras. Valdepiélagos 7 de noviembre de 2025.

Como siempre digo, la historia local la hacen sus propias gentes. Y los libros de historia, de la que incluso ya hoy poco se enseña, sólo recogen las vidas de los que mandaban, organizaban y olvidaban a aquellos que estaban lejos del poder. La vida de estos últimos, con un poco de suerte, se transmitía de madres y padres a hijos, a lo sumo de abuelos a nietos, pero al cabo de un par de generaciones, aquellas vivencias, se perdían. 

Hoy he disfrutado en Valdepiélagos de la proyección de un documental "El legado de las pastoras" de Maria Julián Prados. Y no sé si ha sido más entrañable visionarlo o escuchar posteriormente a Maria, y a dos de sus protagonistas, Juani y Alfonsa, niñas pastoras de aquella época.

Un trabajo que ha merecido ser premiado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación por traernos a la actualidad aquellas vivencias que merecen ser recordadas y no olvidadas. Como decía antes, crónicas que si no es por la labor de quienes las rescatan, como en este caso María, se perderían en la historia local no escrita y que serían desconocidas para las generaciones actuales y venideras que ni siquiera las imaginan.

Niñas que fueron secuestradas de las pocas escuelas que existían para cuidar de cabras y ovejas. Un secuestro necesario para unas madres y padres que bastante tenían con intentar sobrevivir. Aquel que no piensa a diario en el sustento es que tiene la suerte de tenerlo asegurado y por tanto puede dedicarse a subir más escalones en aquella pirámide que nos enseño Maxlow. Pero no era este el caso.

Y para aquellos zagales no era para todos igual.

Mientras veia el documental pensaba en aquella época dónde las mujeres y las niñas compartían el trabajo del campo, el pastoreo, la recolección, pero al volver a casa les tocaba realizar las labores que los hombres señalaban como exclusivamente de ellas, las del hogar, las de parir y cuidar de los hijos, las de dar de comer a los hombres y coser sus vestimentas.

En esta sociedad actual tan asocial, tan poco solidaria, tan poco interesada en su pasado, nada más que el que interesa para confrortarnos, es difícil comprender lo que pasaba por la mente de aquellas pastoras obligadas, octogenarias y nonagenarias hoy día, que vivían en la Sierra Norte del Madrid y el Valle del Lozoya.

No se si en vuestras vidas os habéis molestado en escuchar a vuestras abuelas y abuelos las historias que considerabais ajenas pero que constituyen lecciones de vida. 

Somos lo que somos gracias a nuestros ancestros.

La mezcla de sus testimonios y de sus miradas, cuando os los cuentan, es algo que no debéis dejar pasar antes de que sea tarde. Porque cuando lleguéis a cierta edad os arrepentiréis de ello.

Desde la comodidad de las niñas y niños actuales, en un espacio tremendamente protegido por los padres, es difícil imaginar el día a día de estas pastoras niñas, que salían de su hogar, humilde hogar, para subir y bajar montes protegiendo un rebaño dando igual las inclemencias del tiempo, del frío y de la lluvia.

Armadas en su mayoría con una cesta donde escondían un poco de pan o de tocino que debían administrar durante el día, ya que si agotaban el poco alimento que guardaban, el resto de las horas pasarían hambre antes de regresar a sus pueblos. Cestas donde llevaban trabajo adicional para el largo día en forma de telas o ropas para ser cosidas. Cestas que las ovejas esparcían a poco que las niñas se quedaran dormidas.

Me he quedado con pinceladas pero no os quiero descubrir las pequeñas sorpresas antes de que veáis el documental. De momento es posible sólo en vivo en la ruta itinerante que hacen por los pueblos. En un futuro será público. 

Aquellas pastoras nos han hablado de los detalles.

Como cuando en verano dormían al raso junto a las ovejas o en invierno calzando aquellas albarcas de caucho de ruedas viejas, resguardadas bajo una manta o un zagalejo, regresaban al final del día embutidas de nieve hasta las rodillas.

Hoy vemos el escenario atractivo para hacer excursiones o caminatas pero la diferencia es que si llueve o anochece podemos elegir voluntarimente volver a nuestras casas. Y eso no era opción para ellas.

Pero la lección de vida para mi ha sido como reconstruían aquellos días dónde las puertas de las casas estaban sin echar el tranco y podía entrar cualquiera, donde existía el respeto por el bien común o donde se.enseñaban unas a otras sin necesidad de escuela. 

Y después de contar todas las vicisitudes de su infancia les he oído decir que... éramos felices. 

En fin, gracias por dejar escrito un pasado que no debe ser nunca olvidado.

Os invito a ver este documental y hacer el ejercicio de ponerse en la realidad de su memoria.

Este trabajo, además de rescatar el pasado, mira al futuro, incluyendo testimonios de pastoras actuales con nuevos proyectos, teniendo sin duda a las mejores maestras.

Ellas creen en la importancia del relevo generacional y la de de salvaguardar parte de este patrimonio inmaterial, clave para el desarrollo sostenible y la activación rural.

Esta noche soñaré con el sonido de rebaños alejarse por las calles de los pueblos y el recuerdo de los colchones de lana y el no olvido de vidas que no deben ser olvidadas. Y todo envuelto, en el canto de Maria.

Como cronista sólo puedo alabar este trabajo que deja escrito un pasado que sin su labor se hubiera difuminado en la historia local olvidada.

Ese legado no ha de perderse y ayudaremos a que no se pierda.

Gracias.

@agustindelasheras 

@cronistadevaldepielagos 

@presidentecronistasmadrileños