CRÓNICA: Sucesos y atención médica en Valdepiélagos allá por 1850.
Si ya lo dice el dicho “En enero no te separes del brasero”.
En aquel mes de enero de 1850, fue cuando el sistema de correos empezó a utilizar sellos por primera vez. Quizás fuera el nacimiento de la filatelia. El mes no es que fuese agorero pero el día 27 nació Edward Smith. Y quién fue este señor, pues, el capitán del Titanic.
Y dejando ya la historia que sale en los libros de historia, vayamos a la historia local de nuestro pueblo. Particularmente a una publicación que menciona el “famoso” boletín oficial de la Sociedad Hahnemannianna Matritense de 1850 que nos dice,
“Doña Tiburcia García, soltera, natural de Estebambela provincia de Segovia, de 49 años de edad, temperamento linfático sanguíneo, cayó enferma por enero del presente año en Valdepiélagos (¡Ya ves!), en donde se hallaba en compañía de su hermano don Eugenio García, cura párroco del mismo. Gozaba dicha señora de suma robustez y salud, cuando en un día de buen temple que salió al campo, hizo mas ejercicio del que acostumbraba (¡Pa que te metes!) y regresó a casa acalorada, sin ocurrirla a su llegada, que podría serla perjudicial, el quedarse fría repentinamente. Así sucedió y en su consecuencia, empezó á sentir dolores generales acompañados de fiebre, y para su tratamiento llamaron al cirujano del pueblo, que la dispuso varias cosas; mas viendo su hermano que a pesar de los recursos que este la propinaba, marchaba la enfermedad en aumento, llamó al profesor de medicina y cirugía de Talamanca, que caracterizó la dolencia de un reumatismo inflamatorio, para cuyo tratamiento se la hicieron algunas sangrías, y dieron interiormente algunos cocimientos. El resultado de todo ello fue, que con los sudores que se fueron presentando durante la dolencia, esta empezó a disminuir, y viendo el referido profesor que en unos dos meses que transcurrieron no lograba la enferma la curación que apetecía, propuse (¡pa chasco!) que la trasladaran al pueblo de su naturaleza al lado de su padre don Joaquín García, cirujano del mismo (¡a quién Dios se la dé San Pedro se la bendiga!). Al momento que llegué a este punto tuve aviso para pasar a verla, y la hallé con los siguientes síntomas: semblante pálido, demacrado y triste (claro, como en Valdepiélagos en ningún sitio), pulso frecuente y veloz, respiración anhelosa, tos seca, y con ella un pequeño dolor obtuso en la parte inferior derecha del tercio superior del esternón, correspondiente á la segunda y tercera costilla, pocos esputos sanguinolentos, imposibilidad de estar echada de espaldas, porque en esta posición scntia una cosa que la subía por la garganta y la sofocaba; tampoco podia estar echada sobre el costado izquierdo por las frecuentes palpitaciones de corazón que sentía, y únicamente podia estarlo del lado derecho. A cualquier movimiento que hiciese se la aumentaban considerablemente las palpitaciones, y si tenia que andar, por poco que fuese, ó subir alguna cuesta ó escalera, se fatigaba mucho. Advertí á los padres el peligro en que se hallaba su hija, y los medios mas directos y racionales para curarla. Accedieron al momento á mi propuesta, y en su consecuencia di á la enferma una dosis de pulsat (¿?). Al mes de haberla tomado se regularizó el pulso, desapareció el dolor del pedio, cesaron completamente las palpitaciones del corazón, podia estar echada, de cualquiera manera sin sentir la menor molestia, la tos, el cansancio y todo fué reemplazado por un buen apetito, humor alegre, sueño tranquilo y satisfacción interior, con lo que en breve se nutrió y puso en disposición de volver á Valdepiélagos al lado de su hermano. Para que el regreso fuese feliz y la satisfacción completa, no fallaba mas que el que apareciese el flujo periódico, que mo se habia presentado desde que cayó enferma (glubss), y aunque tanto á esta como á sus padres les tenia dicho que no habiendo otra cosa en la enferma que alterase su salud, ora ya su aparición obra de la naturaleza; no pasó mucho tiempo sin que prácticamente viesen realizado mi aserto; pues habiéndose puesto en camino para volver á la casa de su hermano, como dejo ya dicho, al segundo dia de jornada se presentó el flujo espontáneamente y con todas las señales que acompañan á una buena salud (para mí que en ese momento respiraron más de uno). En este estado efectuó su viaje acompañada de su padre, y los profesores que la habian asistido en su enfermedad, (pa mi que no la querían dejar sola) no conocieron por de pronto á su enferma de gravedad, y tan completamente curada y restablecida después.”
Uff. Espero que no volviese a coger “frio”.
Si hubiera vivido en aquella época Frits Knipa, nuestro Tío Loco,⁸ se hubiera ahorrado un viaje.
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