CRÓNICA: Jesús Fernando Abad.

 

CRÓNICA: Jesús Fernando Abad.

La vida nos enseña qué no es vida sino muerte. Y que creernos inmortales es el mayor de los engaños que nos podemos infringir. 

No me cansaré de deciros que hay que exprimir los instantes. 

Jesús era mi primo porque estaba casado con Rocio, la prima de mi mujer.

Yo conocí Soria gracias a personas como él.

En los últimos años la vida fue paralela, en la distancia, pero a pesar de eso no olvido instantes que pasé con él. 

Él me hizo buscar en el mapa Vilviestre. Y supe que una persona como él tenía que ser del athletic.

Y desde que ayer me dieron la lamentable noticia solo pienso en estampas que me regaló la vida contigo.

Aquellos, "vamos a tomar un botellín" a El Lagar, mientras mirábamos jugar al frontón en Quintanilla de Nuño Pedro, Soria, a tu suegro Adolfo.

Y lo grande que eras, y la gran persona que percibí en ti.

Aquella escapada a los Pinares a comer unas chuletas y otra a por pellets para El Lagar en aquellos inicios difíciles de la Asociación.

Y saber de ti aunque fuera en jornadas agotadoras en Norma. O en la esclavitud de las horas que deja un camarero para que los demás detengan su tiempo y tengan una cerveza fría. 

Aquellos años donde Sergio e Iván me acompañaban a tirar con arco y volar cometas en las eras sorianas.

Y aquellas tardes de fiero mus en el banco de madera de El Lagar.

Luego pasaron los años. Me fui de Quintanilla, Pilde abajo, hasta Brazacorta, y dejamos de coincidir.

Pero sabes, no te olvido.

Y nadie muere mientras no sea olvidado. 

Y yo nunca lo haré. 

Besos para Rocio, Sergio e Iván, y toda la familia.

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