CRÓNICA: ROMERIA DE SAN BLAS. PREGÓN DE LUIS MARÍA GONZÁLEZ. 9 DE FEBRERO DE 2025
La semana transcurrió primero por la presentación del libro de Luis María, "+300 historias del metro de Madrid" . Continuó con la presentación de mi libro "Historia de un patio" , y hoy domingo ha tenido su colofón momentáneo en la Romeria de San Blas donde LuisMa Ría ha sido pregonero.
La mañana fría pero con cielo azul me ha llevado muy pronto a la calle Atocha. Así que me he metido por la calle donde enseñaba un indio o un turco, depende de quién lo contara, hace mucho tiempo, un león en una jaula por dos maravedis. He subido por la calle Huertas leyendo en el húmedo pavimento a Góngora, Quevedo y Moratín, buscando un café.
Y a la hora señalada me he aproximado a Antón Martín donde los participantes en la romería buscaban el sol bajo del invierno que solo acariciaba los impares de la calle Atocha.
Y en la puerta de la iglesia de San Nicolás ha aparecido el Santo y junto a él, el párroco y el pregonero.
Luis Maria González con voz grave y templada ha empezado con el protocolo agradeciendo la asistencia de los presentes, romeros y madrileños, del párroco de El Salvador y San Nicolás, y del romero Aure.
Luego el pregonero nos ha llevado a Armenia donde un médico San Blas, fue elevado a Obispo de Sebaste. Pero eran tiempos de la persecución de Diocleciano y Licinio a los cristianos. Escondido en una cueva fue delatado por unos cazadores que le entragaron a Agrícola, gobernador de la Capadocia, que le torturó con peines de hierro siendo decapitado. Era el año 316 d. C. y antes de la tortura le intentaron ahogar en un lago helado donde pasó andando como nuestro señor Jesucristo.
Blas de Sebaste, dice la tradición que, sanaba personas y animales. Y en una ocasión le libró del ahogo por una espina de pescado a un niño ante la angustia de una madre. Y por eso se bendicen las gargantas cada 3 de febrero y se dice lo de "San Blas bendito, que se ahoga este angelito".
Y en Madrid, se festejó al santo, durante los siglos XVII y XVIII, en la ermita que había en el parque de El Retiro, en el Cerrillo San Blas. Se inauguró el 3 de abril de 1588, gracias a los fondos de Luis Paredes de Paz y a la concesión de una reliquia del Santo por la reina Maria de Austria.
Y los madrileños decidieron organizar una romeria cada 3 de febrero coincidiendo con la llegada de aves migratorias a los campanarios. "Por San Blas, la cigüeña verás y si no las vieres, mal año de vienes. Si es blanca triguera; y si es negra cebacera"
Y los reyes Felipe III y el IV acudían con sus familias, haciendo participar a los alcaldes de Villa y Corte, con alguaciles.
"Si a la ermita de San Blas
vas a coger la verbena.
Pedirás que la garganta
el Santo te ponga buena"
Y fue Felipe IV el que taló los árboles que rodeaban la ermita para hacer pabellones y remodelar El Retiro. Y el espacio se ocupó de maleza y sirvió para duelos. Y mandar a alguien al Cerrillo San Blas era sinónimo de querer lejos a una persona molesta e inoportuna. Y así continuó hasta que el gabacho derribó la ermita.
Y entonces el pregonero nos ha recordado que la literatura siempre tuvo presente la ermita.
El calderoniano Pedro Francisco Lanini finaliza el Entremes del día San Blas...
"De San Blas es la fiesta
con regocijos
Coches, bullas y lodos.
Y mucho vino"
Y hasta en la cervantina Rinconete y Cortadillo se invoca a San Blas poniéndole una vela para el mal de garganta.
Y Pio Baroja nos habla de golfillos andrajosos saliendo de las cuevas del Cerrillo de San Blas.
En 1994 el concejal Jose Gabriel Astudillo y un grupo de personas recuperaron esta romeria, junto a la de San Eugenio.
Y para terminar, el pregonero ha recordado comprar el cordón del Santo el día 3 para llevar puesto, quemándolo al noveno día, para proteger la garganta.
Y entonces ha dado vivas y se ha cargado el santo mientras sonaba el himno nacional.
Y hemos bajado bailando el Santo por la calle Atocha y subiendo por la Cuesta Moyano hemos entrado a El Retiro, llegando a donde estaba la ermita para celebrar la misa, donde luego se han bendecido panecillos.
Atocha y Mollano era color de guapas romeras y recios romeros vestidos de época. Y la dulzaina tocaba y el tamboril sonaba mientras los viandantes saludaban.
Y de esto ha sido testigo este cronista, que hablando con los romeros, hemos afianzado la convicción de que la historia es tradición y esta no debe olvidarse, ni perderse.
¡VIVAN SAN BLAS, MADRID Y ESPAÑA!
@agustindelasheras
@cronistadevaldepielagos
@presidentecronistasmadrileños
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