Crónica: La historia que nos une. Coto San Benito.
Crónica: La historia que nos une. Coto San Benito.
Si Luisa Llopis Bettarini, dueña del Coto San Benito hasta la década de los 50, Juan Bautista Esquer de la Torre, arquitecto que diseñó altruistamente el edificio del ayuntamiento de Valdepiélagos, yerno de Luisa Llopis, y Agustín de las Heras Martín, guarda del Coto San Benito en aquella época, desde su eternidad o su pasado, desde el cielo o su paraiso, estoy seguro que hoy hubieran sonreído.
Los nietos de Luisa Llopis, algunos además bisnietos de Luisa Llopis y nietos de Juan Bautista Esquer y por último biznietos de Agustín de las Heras han elegido el día de hoy para recordar un pasado y unirse en el presente.
Desde el otero del Coto San Benito la bruma difuminaba el horizonte. A pesar de ello se dibujaba el Cerro de San Pedro y la Peña de la Cabra, más conocida como el Cerro del Mediodía. Mi sombra me indicaba que estabamos muy cerca de la mitad del día.
Torrelaguna, El Espartal, Bustarviejo, Caraquiz loma abajo... El altozano se constituía en castillo sobre el Jarama, donde se veía la huella de sus aguas.
Desde nuestro montículo se veían las atalayas que vigilaban junto a nosotros el río al que los bereberes llamaban de la frontera, o de nadie.
Un corzo cruzaba las tierras más abajo a la orilla del Arroyo de San Benito.
Gracias al propietario actual del Coto, de la familia Gil de Daganzo, hemos flanqueado la puerta junto a la carretera que lleva al Cubillo de Uceda. En ese punto la campiña alta madrileña se une a la de Guadalajara.
Y entonces, han recordado el merendero, junto al arroyo, donde los dueños del Coto al igual que los valdepielagueños disfrutaban de tarteras y viandas, bajo el castaño, sobre una mesa de piedra donde se graba una fecha, 1930.
Estar allí y no bajar a ese eden escondido era un pecado. He llegado al arroyo pero no me he metido entre las zarzas y la tierra encharcada.
Y entonces medio grupo ha decidido volver andando al pueblo y algunos hemos vuelto a subir la cuesta hacia los coches.
La cuesta...
He visto pasar las imágenes de mi vida muy deprisa y las edificaciones del cerro era como una luz al final de un tunel. La congestion nasal sólo me permitía respirar por la boca y mientras, pensaba como mis tías y mi padre no sólo subían esa cuesta todos los días para ir y volver del colegio, sino que lo hacían en días fríos y lluviosos.
He llegado...
No sé como me he metido en el coche mientras MariCarmen me decía que veía que tenía que venir a por mi un helicoptero. En un forense había pensado, pero si escribo esta crónica es porque sobreviví al camino empedrado.
Gracias Pedro por acompañarnos abriendo el día.
Gracias Ana Mari por abrirnos la iglesia a este maravilloso grupo. A Elisa y Maricarmen por hacer lo mismo para ver el museo fotográfico y la maqueta de Anatolio. Gracias por vuestra compañía.
El ocaso nos sorprendió en Talamanca recorriendo la muralla.
Gracias a los Álvarez, los Esquer y su familia por este día tan especial.
Gracias por el ágape excesivo y regalado y sobre todo gracias por compartir vuestra compañía.
Hoy la historia nos ha unido en esa tierra que compartieron nuestras familias y ahora nosotros hemos compartido... El Coto San Benito.
@agustindelasheras @cronistadevaldepielagos @presidentecronistasmadrileños
Gracias Nieves por la foto.
Fotografia, de izquierda a derecha,
Mari Carmen González,
Elisa Chicharro,
María, esposa de Álvaro Esquer Rufilanchas,
Enrique Álvarez Tolcheff,
Nicolás Álvarez Tolcheff,
Álvaro Esquer Rufilanchas,
Pedro Cabrera, alcalde,
Juan Bautista Esquer Rufilanchas,
Agustin de las Heras,
Javier Alvarez Wiese,
Cristina, mujer de Javier.
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