CRÓNICA: VALDEPIÉLAGOS, FUERO, PASADO Y PRESENTE, AGUSTÍN DE LAS HERAS MARTÍNEZ Cronista Oficial de Valdepiélagos (Madrid) (II)


CRÓNICA: VALDEPIÉLAGOS,  FUERO, PASADO Y PRESENTE, AGUSTÍN DE LAS HERAS MARTÍNEZ Cronista Oficial de Valdepiélagos (Madrid) (II) 


(...) Pero, quién era el arzobispo Don Rodrigo Jiménez de Rada. Pues, personalmente pienso que fue un adelantado a su época. Llegó a ser además de arzobispo de Toledo, canciller, militar, hombre de estado y un excelente diplomático. Su padre sirvió en la corte de Sancho VII de Navarra y sus abuelos sirvieron tanto a Ramiro II de Aragón como a Alfonso VII. Los hermanos de su abuela materna fueron reconocidos por Alfonso VIII, siendo uno de ellos su propio mayordomo y otro obispo de la ciudad donde celebramos el congreso, Sigüenza. Estudió derecho y filosofía en la universidad de Bolonia y teología en París. Regresando a la corte de Sancho VII intervino en que terminaran las luchas entre castellanos, leoneses y navarros mediante tratados y consiguió la confianza del rey Alfonso VIII el de las futuras Navas. Fue elegido obispo de Osma, pero muerto el entonces arzobispo de Toledo le nombraron a él en este puesto. Unidos los reinos cristianos en un mismo frente recogió la bula de cruzada contra los sarracenos de manos del Papa, Inocencio III, y no sólo unió a los reyes cristianos, sino que hizo un llamamiento en Italia, Alemania y Francia. Se unió a todas estas tropas y vencieron a los almohades del emir Amir al-Mu’minin, Miramamolín para los enemigos. Muertos Alfonso y su hijo Enrique, cuya pedrada y el pendón del emir podéis ver en el Monasterio de las Huelgas, durante el reinado de Fernando III por méritos o donaciones o por haber ayudado a la corona consiguió varios señoríos, aunque el de la Comunidad de Villa y Tierra de Talamanca se había incorporado al arzobispado de Toledo en 1214. Teniendo ya al rey y al señor, protagonistas del escenario debemos adentrarnos en el Fuero. Y para ello, aunque dé algunas pinceladas, debo reconocer la obra cumbre de esta conmemoración en el libro conmemorativo del VIII centenario del Fuero de Talamanca de Juan Ignacio Merino de Mesa titulado La Comunidad de Villa y Tierra de Talamanca, donde se recoge minuciosamente todo el recorrido. El Fuero es definido por el mismo Rodrigo como bueno y honorable, pero, aun en apariencia considerarse como una serie de privilegios para los vasallos, lo que consigue el arzobispo es recordarles quien es su Señor. De este documento existían dos copias en forma de carta partida ABC, es decir escrito y separado por donde estaba el abecedario. La que se conserva no es la que tenían en Talamanca sino la que se guarda en la catedral de Toledo. De su traducción de la versión latina en todo su rigor debemos agradecérselo a un miembro de la comisión de trabajo del Fuero, Martín Turrado, cronista de Valdetorres. El principio del texto ya es curioso aludiendo a que lo que está escrito no se olvida ni se pierde permaneciendo en el tiempo. Este texto jurídico de normativa local hace mención a que quien tuviera caballo en esta villa de Talamanca y sus aldeas, se podía eximir de ir a la guerra cuando fuera llamado pagando un tributo, la fonsadera. Luego hace mención a los peones enviados a la guerra, campesinos y aldeanos que pagando el tributo se pudieran eximir también. Luego habla del pecho, un impuesto sobre la renta fijando los morabetinos a pagar según la renta. Y eximía de pechar a quien no hubiera tenido rentas fijando un procedimiento. Y, es más, a quien tuviera que cumplir con la milicia del concejo más de dos o tres meses al año se le eximía de pagar el pecho. También esta regulación hablaba de la obligación de provisionar al Rey o en este caso dejando claro que también al Señor y a todo su séquito cuando pasaban por la zona.

Y este Fuero mantuvo a Valdepiélagos ligado al derecho local de la villa de Talamanca. Y mientras varias villas se eximían de la jurisdicción de Talamanca convirtiéndose en villas, Valdepielagos seguía bajo su jurisdicción legal y en el siglo XVII, hasta bajo la vigilancia de la Santa Inquisición. De hecho, una acusación interesada llevo a una vecina María de Espolea, la Pastora, a ser apresada e interrogada junto a varios testigos en Talamanca. María fue el centro de acusaciones de quienes la querían mal y en auto de ciento cincuenta páginas fueron recogidos interrogatorios celebrados en Talamanca. En uno de los interrogatorios un vecino testificó así de lo acontecido un año antes: “Y que le han dicho que un hombre un día de por los del año pasado de mil seiscientos treinta y nueve, que a quince de julio en la noche a las diez, estando este en los rastrojos y descansando en el suelo, vio una figura a lo lejos que pareció era una mula y oyó mucho ruido, y la dicha mula tenía cuernos y que atemorizado y asombrado, acudió despacio y vio que el ruido era de baile alrededor de un fuego y que a las mujeres al preguntarlas que hacían dijeron que un cocido para sus maridos y detrás de una retama vio a María, la que llaman la pastora, escondida.” En la página 60 del proceso y a modo de introducción de lo que se dijo y se dejó escrito, una muestra: “Siempre deseando emplearme con servicio ante este santísimo tribunal y para cumplir la obligación de tal mismo, como ayer vino ante mí, 22 de enero de 1640, una mujer pobre negra, aunque libre, de esta villa de Talamanca que ella había ido los días pasados a buscar hierbas para la botica, y viniendo de buscarlas llegó de noche a Valdepiélagos que es un lugar que está a media legua de esta villa de Talamanca y allí pidió por amor que la recogiesen. Y una mujer que la negra dice conocer de vista la llevó a su casa y estando en ella la dijo entre otras cosas que un vecino suyo la embrujaba los hijos y el vecino dijo que se callase. Después la negra y la que la llevó a su casa le dejó una cama y a la media noche dice la negra que oyó un gran ruido que había en aquella casa y vio un gran número de brujas que andaban y bajó y vio a una de ellas que dijo, buena es la ruda y otras dijeron mejor es la hierbabuena y otras dijeron el orégano es bueno y cantando y bailando dieron muchas vueltas en corro. La pobre negra dice que no se podía menear aunque bien veía y oía todo lo que pasó. Después de esto dice que vio un cabrón fierísimo que estaba entre ellas acostada juntas en la cama. Dice la negra que en todo esto la tal mujer no estuvo en la cama y quedó un gran rato fría como el hielo y la negra dice venirla diciendo que había visto un cabrón y ella dándole palmadas en la espalda para que callase y ella se salió de la cama. Y dice la negra que es cierto y que lo jurara mil veces que sea necesario y que conoce a la bruja. Y porque podía ser fantasma de sueño de la negra y para mas certificarme hice llamar que este Santo Oficio pide a personas fidedignas del dicho lugar y con el objeto secreto les pregunté si sabían algo de brujas y dijeron que habían oído decir lo que le había sucedido a la negra y preguntándoles que sabían ellos de esto dijeron que lo tenían por verdad porque que a la tal persona la tienen por tal y que había personas que lo saben y que si supieran que era comisario lo hubieran delatado ahora porque san sucedido muy grandes desgracias o males que san hecho que tienen por cierto ser de brujas como es haber ahogado niños que por la noche estaban buenos y a la mañana estaban ahogados. En la villa de Talamanca a pocos día se dice se acostaron dos mujeres buenas y por la mañana amanecieron todos los cuerpos acardenalados. El caso pide remedio y los del lugar de Baldepielagos que hice llamar también la piden y suplican ante este Santo Tribunal y sea con brevedad. En Talamanca a 23 enero 1640”. 

María no fue condenada a la hoguera, aunque pisó la cárcel y tuvo alguna penitencia. (...)


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