CRÓNICA: LOS MARTÍNEZ Aquel 10 de marzo de 1992, el camposanto de Valdepiélagos rebosaba de vecinos, familiares y amigos. Por un lado los De las Heras, valdepielagueños, y por otro los Martínez, madrileños, castizos y muy difíciles. Solo volví a verlos ocasionalmente alguna vez y mi nexo sólo fue con mi tío Fernando. Ayer, por lo que os contaré, hablábamos de eso. No había motivos. Yo era de los primos más pequeños. Y la vida la controloban nuestros mayores. Una familia dificil decía y me decían ayer. Mi abuelo Maximiliano Martínez y mi abuela Concha Aroca tuvieron nueve hijos. La primera, Lola, melliza con un niño que le llamaron Germán y falleció, el segundo, Germán, que recibió el nombre de su hermano fallecido, Fernando, Inocencia, otros dos mellizos, mi madre Concha y Maxi, Santiago y un último niño, Jose, que falleció siendo bebé. Ninguno vive. Mi abuelo, chófer del Doctor Muñoz-Seca en Madrid tuvo que bregar con todos a la muerte de mi abuela en 1949. Antes habí...