Crónica: BUENAVENTURA ANTONINO GONZÁLEZ CHICHARRO


Crónica: BUENAVENTURA ANTONINO GONZÁLEZ CHICHARRO


Con motivo del homenaje por la conmemoración del tercer centenario de la muerte del poeta y dramaturgo Luis de Góngora, nace una generación literaria denominada Generación del 27.  A ella pertenecían Pedro Salinas, Federico García Lorca, Jorge Guillén, Aleixandre, Gerardo Diego, María Zambrano, Rosa Chacel y otros nombres que dieron origen a una época literaria.

Pero Valdepiélagos tiene también su Generación del 27.

En este año nació el 30 de enero Félix Puentes Pérez, el 7 de abril Delfina López Madrigal, el 20 de junio Macario González Ramos, nuestro ilustre cronista. Y además,  el 16 de julio, Basilio de las Heras Ramos, el 30 de agosto Emilia Herradas Puentes, el 10 de octubre Fermín Herradas Frutos, el 16 de octubre Celia González García (casada con Luciano González Gil, que aunque no fue quinto por nacimiento en el 27, si que fue el primer bautizado este año), el 7 de noviembre Josefa Oñate González, el 25 de noviembre Regino García Bedoya…

Pero en esta crónica me quiero centrar en otra ilustre figura nacida en este año.

El día que fui a ver la exposición de fotografía de Susana, “Mujer”, recibí dos amables encargos que eran retos para conocer nuestro pasado.

Uno ya lo sabéis, descubrí que nuestro vecino, el Tío Loco, era el agente de la Gestapo Fritz Knipa. Pero cuando aparcaba el coche junto al ayuntamiento, se me acercó nuestra ilustre pintora Manoli González, la hija de Manolo, y me comentó que quería que un tío de su padre fuera recordado, porque entre otras cosas perteneció a la escuela autodidacta de pintores de Valdepiélagos, como Manoli y Alejo Vera.

Buenaventura Antonino González Chicharro, hijo de Manuel y María Esperanza, tío de Manolo Gónzalez, padre de Manoli, nació el 14 de julio de 1927.

En la iglesia parroquial de la Asunción de Nuestra Señora de la villa de Valdepielagos fue bautizado el veintiuno de agosto, por el cura encargado Don Antonio Ávila Jiménez. Su padre fue Manuel González Calleja y su madre María Esperanza Chicharro Frutos. Era nieto por línea paterna de Ruperto González Moreno y Catalina Calleja Toro y por la materna de Lorenzo Chicharro Martín y Dionisia Frutos Moreno. Todos los nombrados de Valdepiélagos.

Antonino, como era conocido, se caso en Valdetorres un 25 de septiembre de 1956, con Juana Valdeavero.

Antes le habían tallado en el ayuntamiento de Valdepiélagos un 7 de agosto de 1948 entrando en caja de reclutas un 12 de agosto clasificado como soldado útil.

Y lo curioso es que como a Macario González, de su misma quinta, fue enviado a África, en este caso, a la Brigada Mixta de Caballería del Ejército de Marruecos y con destino en el Regimiento Dragones de Alcántara, el número 15 de caballería, heredero del glorioso regimiento de Alcántara que se sacrificó en 1921 para que pudieran replegarse aquellos quintos hechos soldados que no pudieron pagarse el no ir y sufrieron el desastre de Annual.

En Valdetorres continuó con una vida agrícola cultivando la tierra del Jarama, con deliciosos frutos, incluida una variedad de pera exquisita. Antonino se encargó de la huerta de su suegro Jacinto, el cual realizó un injerto de la pera tradicional con la sanjuanera creando una variedad exquisita.

En otro momento trabajó en una granja para un tal Enrique. Y si os digo que este Enrique vivía en Fuencarral, donde el coche de línea tenía que pasar por una estrechez para salvar su casa (aún existe), que era pescadería y que como pescadero iba a Valdepiélagos diciendo que, vaya pueblo más “cachondo”, seguro que sabéis de quién hablo.

Pero, lo importante, que lo fue, no fue su vida. Sino que tenía una afición extraña, como Manolí, la hija de su sobrino Manolo, pintaba cuadros y pintaba muy bien. Y aprendió con las limitadas directrices que daban en aquellos cursos a distancia de aquella época, como CEAC o CCC y continuó con la genética de su arte. 

Intento que al autor se le conozca por sus cuadros, pero estos fueron repartidos entre su querida familia. Pero como hicimos con Manoli, Valdepiélagos tiene que saber de su existencia.

Quizás podamos recopilar más elementos de su obra algún día. 

Este ilustre valdepielagueño murió el 21 de septiembre de 1994 en Madrid. 

Por ahora las pinceladas de su vida así como fotografías de algunos cuadros me los ha proporcionado su hijo Luis María González, que merecerá su propia crónica ya que es un investigador de la villa de Madrid, sus costumbres, sus gentes y su subsuelo, estando su vida relacionada con el Metro de Madrid y su historia.

En tan poco escrito, cuánta gente ilustre de Valdepiélagos.

Tendré que preguntarle a Manolo, maestro de la historia de nuestras fuentes, que nos lo explicó en Ruta 179, si es posible que la culpa de todo la tenga... el agua.


Fotografías proporcionadas por Luis María González y por Manoli González. 


@agustindelasheras 

@cronistadevaldepielagos 


 

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