CRÓNICA: COFRADIA SACRAMENTAL DE VALDEPIÉLAGOS (1827)

CRÓNICA: COFRADÍA SACRAMENTAL DE VALDEPIÉLAGOS (1827)

Las cofradías, también conocidas como hermandades, nacieron en Europa. Su cuna estuvo en países como Francia, Alemania y Holanda. Y se extendieron a España en el siglo XII durante la reconquista.

Los gremios y las cofradías surgieron a la par, aunque con objetivos distintos. Y mientras las hermandades integraban a personas de procedencia distinta, las cofradías agrupaban a personas de profesiones similares.

En el seno de la religión, las cofradías se formaban con la unión de devotos para el desarrollo de obras de caridad o vinculadas a la advocación, es decir, a los dones y atributos de la Virgen María y sus apariciones milagrosas.

Las cofradías encauzaban el sentimiento cristiano en la vida diaria, organizando el culto y dirigen la vida religiosa de los fieles.

Especialmente, la cofradía del Santísimo Sacramento lo adora desde la perspectiva que es el cuerpo y la sangre de Jesucristo bajo la apariencia del pan y el vino.

Pero ahora, vayamos a la sacristía de la iglesia parroquial de Valdepiélagos porque tuvo lugar un hecho histórico. 

Estamos a siete de enero de 1827. Unos meses antes de ahogarse Casto Pascual cerca de un melonar en el paraje “Los vasallos”. El mismo año que falleció Vicenta, mujer de Tomás de las Heras, nacido lebrel y muerto valdepielagueño, como lo fue toda su descendencia.

En aquella sacristía se presentaron para alistarse como hermanos para levantar una arruinada cofradía los siguientes vecinos mayores de edad:

Juan de Puentes, de sesenta y cinco años y medio.

Feliciano López, de sesenta año y medio.

Dionisio Moreno, de cincuenta y medio.

Julián de Isabel, de cuarenta y nueve años y además Regidor.

José González de cuarenta y ocho años y medio.

José Martín, alcalde 2º en ese momento y de cuarenta y siete años y medio.

Antonio García, de cuarenta y seis años, según dijo.

Eugenio González, procurador ese año, de cuarenta y seis años, según dijo.

Manuel Martín, alcalde de la hermandad de cuarenta y seis años.

Manuel García, de treinta y ocho años y medio.

Casimiro Pascual, regidor también de treinta y siete años.

Luis Montero, alguacil de la villa, de treinta y seis años y medio.

Gil de Frutos, de la misma edad.

José García de treinta y cuatro, según dijo.

Francisco Gil, alcalde 1º actual de treinta cuatro años y medio.

Isidoro Martín mozo soltero de treinta y cuatro años.

Agustín Gil, de treinta y tres y medio.

José López de treinta y dos y medio.

Antonio de Puentes, de treinta años y medio.

Luciano Daganzo, de treinta años.

Víctor Martín, mozo soltero, de veintisiete años y medio.

Francisco González Arribas, de veinte y seis y medio.

Y en todos son veintidós y con el infrascripto cura, veintitrés.

Juntos pues los referidos habiéndoles dirigido una breve exhortación para excitarles a emprender con espíritu verdaderamente cristiano, el levantar esta cofradía para dar culto a su majestad real y verdaderamente presente en el más grande sacramento, habiéndose ofrecido todos a ello, se trató lo primero de si esta cofradía había de empezar sus piadosos cultos y se resolvió que pues el ayuntamiento tiene nombrados según costumbre mayordomos que costeen el culto tanto en fiesta principal y octava, como en el Jueves Santo y domingos terceros del mes, y como cumplen su mayordomía pasada la octava del Corpus, hasta aquel tiempo no se haga innovación alguna, ni empieza esta cofradía a dar culto al señor.

Se trató de elegir oficios para el año que se ha de contar desde esa octava de Señor del presente hasta la próxima venidera (…) Con lo que se designa como prioste y mayordomo a los mayores de edad (…) Para prioste a Juan de Puentes y para mayordomo a Feliciano López. Y para muñidor, al más joven, Francisco Gonzalez. Y estos tres nombraron de secretario para dicho año a Luciano Daganzo.

(…) y se aprobó que cada hermano contribuyera con una libra de cera o su valor.

Y por último se determinó que para la constitución de esta cofradía formada y aprobada fue en fecha del año de 1603. 

Y luego lo firmaron todos.

Y esta cronista da fe que ocurrió en Valdepielagos en 1827, o eso escribieron. 

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