CRÓNICA: Escudo de Valdepiélagos (III), parte central.


 CRÓNICA: Escudo de Valdepiélagos (III), parte central. 


Y fue al principio de los 90, siguiendo con el encargo del alcalde y la corporación municipal de Valdepiélagos que había hecho a Dña. Carmen Travesero y Colón de Carvajal cuando la diplomada en heráldica se ocupó del cuerpo central del escudo.


Para ello se fijó en la etimologia del nombre de la villa. Y viendo lo acertado del nombre para el pueblo en función de los caracteres geográficos pensó que la representación de un valle y símbolos de agua sería correcto para su heráldica.


Y apostillaba que ya en varias armerías de pueblos de la Comunidad de Madrid se había utilizado esta lógica.


Ponía como ejemplos etimológicos los dos álamos en El Álamo, un colmenar en Colmenar de Oreja, un río en Fuentiduella de Tajo, un torreón en Torrejón de Velasco, una torre sobre agua en Torrelaguna o un moro en Valdemoro.


No deja de ser una herencia de las armas parlantes de la edad media donde los reinos, las ciudades y la nobleza, veían con naturalidad un castillo en Castilla, un león para León o una granada en Granada.


Y por ello Doña Carmen vio lo más lógico representar en el escudo de Valdepiélagos, un valle de piélagos, o valle con agua. Y su razonamiento nos indica que en el Barroco, donde existía una degeneración en la heraldica sugeriría un valle al natural con piélagos o charcos. En oposición a la llamada edad de oro de la heráldica que fue la edad media, donde se buscaría la sencillez máxima directa y visible a primera vista. Y nos llevaría a un escudo con algún elemento de agua. Y termina razonando que en la edad moderna, donde se busca la pureza en el origen en la armeria, nos aconsejaría un escudo encajado en azur y oro, y una faja vibrada o unas ondas de azur.


Y así se configuró nuestro escudo, representación geográfica e histórica de lo que ha sido Valdepiélagos.


Por tanto, cada vez que lo veamos, veremos un valle de piélagos, arropado por las enseñas de sus señores, primero los marqueses de Auñón y más tarde los duques de Béjar, aunque lo que observamos sean los calderos de los Herrera y las cadenas de los Zuñiga, cuya relación ya expliqué en las dos primeras entradas.


¡Viva Valdepiélagos!


@agustindelasheras

@cronistadevaldepielagos

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