CRÓNICA: ANTONIO RUÍZ, CRONISTA OFICIAL DE MONTEAGUDO DE LAS VICARIAS



CRÓNICA: ANTONIO RUÍZ, CRONISTA OFICIAL DE MONTEAGUDO DE LAS VICARIAS. 

Si algo me sirvió ir a Soria en junio, cuando presenté mi libro en el salón Gerardo Diego del Casino, además de llevar el nombre de Valdepiélagos lejos, de pasar un agradable momento con amigos que en algunos casos hicieron muchos kilómetros para estar conmigo, fue conocer a un amigo de mis amigos que se sentó en silencio a escucharme. Los años me han enseñado a reconocer a personas que ante la humildad y la discreción de su presencia guardan una vida digna de ser contada, vivida en el anonimato de un nombre y un apellido pero que esconde la madurez de los duros vaivenes de la vida, que no sólo se han labrado a sí mismos sino que ayudan de una forma desinteresada a construirse culturalmente a los demas.

Antonio Ruiz fue profesor del departamento de Geografía e Historia del Instituto Antonio Machado hasta su jubilación en 2017 y tuve el placer de conocerle.

Las páginas de nuestras vidas en los últimos meses no podían ser imaginadas. Creo que no pensábamos en los momentos que podían llegar.

Ayer me encaminé de nuevo a una ciudad que amo. El lugar era esta vez un templo de la palabra como lo definió el autor hace tiempo, el Salón Rojo del Instituto Antonio Machado de Soria.

Llegué pronto y el salón aún estaba vacío pero en un corto instante de tiempo se llenó por completo.

Aun siendo un forastero de la historia de Monteagudo me encontraba en paz con lo que imaginaba iba a acontecer.

En la presentación, antes del autor, intervino Carlos González Pérez, alcalde de Monteagudo de las Vicarías, José María Incausa Moros y Luis C. Pastor coautores del prólogo y profesores honoríficos en el IES Antonio Machado. Y visionaron un trabajo inédito de Monteagudo, a vuelo de dron, que ha grabado Rafael Alonso y nos enseñó el escenario protagonista. 

Cuando llegó la intervención de Antonio, después de los agradecimientos, como aquel que ama la historia y la dibuja en una geografía, nos fue desgranando, como el que pasa páginas de un almanaque, nombres que tuvieron que ver con esta villa. Y se hizo el silencio mientras escuchábamos al maestro, que en la profundidad de su conocimiento, da luz a lo que nos quiere enseñar. 

No quiero descubrir todos los nombres y las historias, para ello tendréis que leer el libro, pero aún teniendo algún conocimiento de sus existencias, descubrí la relación con Monteagudo tanto de la hermana de Ricardo Corazón de León, esposa de Alfonso VIII, Leonor, y su visita. Y la estancia de otra Leonor, el amor de Machado, que incluso tuvo que enterrar a un pequeño hermano en esa ya querida tierra. El periodo de Enrique IV lo tenía algo nebuloso y anoche me hizo brujulear Antonio en internet. Qué difícil fue siempre la frontera, nos enseña el autor con la doble tensión de ser rayanos de aragoneses y sarracenos. Y continuó hablando de reyes, unos crueles y otros batalladores y nos llevó a sucesos cuya descripción era el dolor y la pena. Nos descubrió como el cólera de 1885, aquella enfermedad que el pueblo de Madrid culpabilizó a frailes en 1834 matando a varias decenas con la falsa acusación de haber envenenado las aguas, se llevó a la tercera parte de los habitantes de Monteagudo. Padres enterrando a hijos, hijos enterrando a padres, familias de cinco miembros desaparecidas por la terrible enfermedad mientras que el gobierno civil de la capital de la provincia de Soria miraba a otro lado. En fin, que gran cronista espero encontar en la lectura del libro "Monteagudo de las Vicarías. Patrimonio e Historia". 

Ayer le hubiera hecho muchas preguntas pero él era el protagonista y yo hubiera aburrido a la audiencia. Y sí, lo que hacemos en la vida resuena en la eternidad, en el caso de los cronistas con el gratia et amore por delante, sin interés y con mucho amor, como el de Antonio, el patrimonio cultural de la historia de Monteagudo queda garantizado. 

He de agradecer a mis amigos que me hayan permitido conocerte.

Cuando terminó la presentación me aventuré por las frías calles sorianas, camino del hotel Alfonso VIII. Miedo me daba que el espiritu de Rodrigo Jiménez de Rada, al que llevo meses mentando tanto a él como al Fuero de Talamanca, se me presentara, pero no. El día de San Antón acabó en dulces sueños.

Hoy Soria ha amanecido nevada. Y mientras regresaba por la autovía viendo los paisajes dignos de la misma pelicula Doctor Zhivago, escuchando en mi mente el sonido de la balalaica, pensaba que mientras la vida me deje vivirla y no me canse de ser vivido, siempre podré decir que yo, compartí instantes con Antonio Ruíz, Cronista oficial de Monteagudo de las Vicarias, provincia de Soria, un hombre bueno y una gran persona.

@agustindelasheras 

@cronistadevaldepielagos

@monteagudodelasvicarias

#valdepiélagos

#monteagudodelasvicarias


 

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