CRÓNICA: RONDALLA Y CORO DE SAN ISIDRO (VALDEPIÉLAGOS)

 CRÓNICA: RONDALLA Y CORO DE SAN ISIDRO (VALDEPIÉLAGOS) 

Hoy es un día donde se me ha impregnado el alma con el sentimiento, donde me han acariciado el espíritu con voces, bandurrias y laúdes, y me he dejado que hicieran sentirme en el paraiso. 

Ayer no pude visitar el belén viviente de Valdepiélagos y francamente lo siento. Pero hoy he salido de Madrid, a mitad de la final del mundial, sin importarme el resultado.

No sé el porqué pero últimamente el pueblo de mi familia me devuelve la energía que me roba la vida.

Y soy feliz.

He llegado antes de las seis y mientras le sacaba una foto a la espadaña de la iglesia y a un viejo tronco con historia, que debe ser narrada por algún cronista, empezaba a escuchar las primeras notas de ensayo de lo que luego he vivido tras una puerta. 

He hablado con mi prima Marisol y me he sentado junto a mi prima AnaMari, la hija de Alicia. Y tenerlas cerca era estar cerca de mi familia. Quiero que sigamos teniendo contacto, me decía, pero ella no sabía que era yo el que más ganas tenía de no perderlas a ellas. Mi vida ha sido tan manipulable por mi inexperiencia, que no merece perderse ningún instante con la gente que quiero. Y yo quiero a mi primas. 

El telón se ha abierto. 

Y un maestro de ceremonias que sólo conocía de oidas, el profesor Don Ángel Fuentes ha establecido un nexo de unión entre la Rondalla y Coro de San Isidro, y un pueblo, que era su público. 

No quiero dejarme a nadie, pero las angelicales voces  han conquistado la paz de un espíritu que llevaba revuelto:

Mari Cruz, Maribel, Angelina, Celia, Mari Mar, Mila, Fina, Giulio, Macarena, gracias. 

Y esas voces eran arropadas por la guitarra de Eva y Luz María, la bandurria de Mari Carmen y los laúdes de Nuria, Héctor y Pedro, nuestro alcalde. 

Al terminar no quería volverme a Madrid. He paseado hasta donde tenía aparcado el coche con ese frío de diciembre y ese olor a chimenea. Y bajando conduciendo junto a la barbacana, llegando a la salida del pueblo, y después de decir adiós a mi madre al pasar por el camposanto, mi mente simplemente decía... 

Valdepielaaaaagossss, mi tierra🎼