CRÓNICA: EL PORQUERO.

CRÓNICA: EL PORQUERO

Si hoy escucháramos el sonido de una gaita por las calles de Valdepiélagos nos miraríamos unos a otros pensando en su porqué. Sólo el brillo en los ojos de nuestros mayores reflejaría en ellos un recuerdo.

Aunque no fue ruido de gaita, sino de cuerno de porquero, el que oyó Don Quijote al llegar a la venta, creyendo que era castillo e imaginó música de trompetas que sonaban saludando su llegada. Con esto queda explicado la antigüedad del oficio. 

Y era una ocupación de respeto ya que daba un servicio al pueblo. Que ya nos lo dijo Antonio Machado: "la verdad es verdad, dígala Agamenón o su porquero". 

Demostrada la respetada función social del porquero diremos que su menester era necesario para un acto de sustento, en tiempos precarios, donde criar cerdos era el objetivo para alimentarse durante meses. 

La pocilga no era el único encierro para los cochinos sino que también se soltaban en el campo. 

Por las mañanas el porquero tocaba la gaita por las calles del pueblo para que los vecinos le llevaran los cerdos al pilar o a la fuente, dependiendo de la ruta planeada. 

Sólo tenían que llevarles al punto de origen ya que, parecía mentira, al regresar al pueblo cada uno "cogía el pendingue" y volvian a su casa. 

En aquel pasado, en todas las casas, se criaban cerdos y su población era importante en número. La "Guía de Madrid y su provincia” (1888-1889), de Marín Pérez, nos habla que Valdepiélagos tenía 10 cabezas de ganado caballar, 68 de mular, 35 de asnal, 24 de vacuno, 43 de cerda, dos de cabrío y 711 de lanar. 

Luego el porquero, en 1888, tenía que bregar con muchos cerdos. 

Nos dejó escrito Macario González, que en verano, el porquero los cerraba todos juntos por la noche donde estaba antes la clínica. Dicho corral tenía una puerta que daba a la calle Las parras. Y por eso se llamaba el corral de los guarros. 

El asunto de los contratos tenían vencimientos variopintos. Los pastores que estaban al servicio de un amo y no estaban a gusto, cumplían el día de San Pedro, los labradores a sueldo, el día de San Miguel y el porquero cumplía el último día del año. 

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