CRÓNICA: SAN ISIDRO 2025



CRÓNICA: SAN ISIDRO 2025


Nos metieron por una puerta extraña de La Colegiata a la que seguían pasillos y escaleras estrechas. Como si de un lugar secreto se tratara junto a la antigua Catedral de Madrid, en la calle de Toledo, la clase de historia desembocó en una pequeña habitación donde se encontraba el cuerpo incorrupto de nuestro patrón. Por aquella época tuve el honor de estudiar en el Instituto de San Isidro. eran los años 80.

Soy madrileño de nacimiento y solo la rama de mi abuela materna se hunde en la genealogía gata. Mi abuelo materno era de Sisante, Cuenca.  Mis  abuelos paternos eran de un pueblo de Madrid, con el mojón separándolo de Guadalajara, Valdepielagos. Alli nacieron también mis bisabuelos y tatarabuelos, y en aquella tierra está enterrada mi madre. Otra castiza, que nació en la calle de Los Madrazo mientras Madrid era bombardeada. 

Valdepiélagos tiene, como no, el mejor patrón. Y como villa que es, lo comparte con la capital. 

Hace un año tuve el placer de ser nombrado pregonero de esta villa. Honor, me dijo al conocer la noticia el fallecido cronista de la villa de Madrid, Constantino Mediavilla. Y mi recuerdo me lleva a mi pregonero maestro, Anatolio, y sus palabras "Un año se pasa pronto, pero es muy largo", nos dijo. Y tan largo es que en un día como hoy no estaremos todos los que estuvimos hace un año.

El 12 de marzo de 1622, Gregorio XV canonizó a San Isidro. Reinaba Felipe IV, protector de Velazquez. Hacía seis años que había muerto Cervantes y estábamos en pleno Siglo de Oro. Y en nuestra historia de Valdepiélagos faltaban 18 años para que  a la pastora María, de Espolea, la acusaran de bruja. 

Resulta que para canonizar a San Isidro, que fue beatificado por Paulo V el 14 de Junio de 1619, reinando Felipe III, fijando la celebración de su fiesta el 15 de Mayo, se daban limosnas. 

El 29 de julio de 1615, falleció en Valdepiélagos el licenciado Juan Martinez, cura del pueblo y había otorgado testamento ante Juan Sánchez, el escribano. Mandó para su ánima: un novenario de misas cantadas, tres pares de oficios, dos misas de indulgencias, quinientas misas, que todo año se dijera un responso sobre su sepultura y se llevara cada día un pan de dos libras y dos reales para que le dijeran de responso. Y también mandó que se diera limosna a la Virgen de la Quinta Angustia, y del Rosario, hachas del Santisimo Sacramento y hospital de Valdepiélagos y obra del Señor San Roque, a cada uno, un real por amor de Dios. Y se mandó a la lámpara del Santisimo Sacramento, media fanega de trigo, por amor de Dios. Y también mandó a las ermitas forzadas con redención de cautivos, un real y otro A LA CANONIZACIÓN DEL SEÑOR SAN ISIDRO. 

El 4 de noviembre de 1615, de repente, murió en Valdepiélagos Catalina Gutiérrez, mujer que fue de Juan Mingo, que hizo testamento por comisión del viudo mandando lo siguiente: por su ánima una misa de indulgencias en el altar, un novenario de misas rezadas, un par de oficios, quince misas. Mandó que se diera limosna a la Virgen del Rosario, Quinta Angustia, hachas del Santisimo Sacramento y lámpara del hospital del pueblo y obra del Señor San Roque. A cada uno ocho maravedíes y doce maravedíes A LA CANONIZACIÓN DEL SEÑOR SAN ISIDRO. 

Por tanto Valdepiélagos participó en la canonización de nuestro Santo. 

Esta tarde, si el Santo quiere, iré a la procesión de San Isidro, en Valdepiélagos.

Hace cincuenta años podía considerarse un paseo de riesgo ir tras el Santo. Se vendían cohetes a diestro y siniestro y luego las ideas de casquero hacían el resto. Cohetes que se les cortaba el palo largo y se tiraban al suelo, dando vueltas y vueltas, hasta que explotaban, tiro a la paloma o cualquier cosa que volara, batalla directa entre varios bandos... El pobre San isidro en lugar de fijarse en las nubes tenía que bregar con el recorrido de los chupinazos. Un año se puso orden porque hubo amenaza hasta del cura de suspender la procesión.

Hoy intentaré llegar pronto. Y al pie de la espadaña escucharé el repicar de las campanas anunciando la procesión. Entraré dentro de la Iglesia. Desde que he descubierto dónde están enterrados nuestros antepasados pisar ese suelo me estremece. Luego esperaré fuera. Desde la plaza veré llegar al alcalde y concejales acompañados por una banda de música.

Entrarán a por el Santo y justo en la puerta sonará el himmo nacional. Sin palabras. Yo soy de los que lo siente hasta la última célula. Y no es asunto de política, para mí como para los que estabamos allí creo, es algo que nos une, y no sólo en el fútbol. 

Luego Santo, corporación municipal y vecinos, recorreremos las calles. Y nuevamente me vendrán recuerdos de lo investigado, aquí vivieron los Frutos, aquí los González, aquí mis bisabuelos, miraré hacia arriba en la calle San Roque ¡Cuánto hay que descubrir! 

Mientras, los cohetes serán lanzados desde el balcón del ayuntamiento. El ruido vendrá de arriba y rebotará en las fachadas. 

En la carretera de El Cubillo nos detendremos para que se bendigan los campos. 

Regresaremos a la puerta de la iglesia y se subastarán brazos, ramos y estandarte para ver quién mete el santo y quién lo saca el año que viene. Y tartas, con la seriedad del alguacil y la explicación de los sabores de los dulces.

Me tendré que volver a Madrid después de escuchar esas voces angelicales cantando el himno.

Valdepiélagos hay que vivirlo. No dejéis de hacerlo. 

Por ello, amigos, valdepielagueños y madrileños todos, este año quiero gritar con más fuerza...

¡¡¡Viva San Isidro!!!


@agustindelasheras

@cronistadevaldepielagos

@presidentecronistasmadrileños

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