CRÓNICA: DÍA DEL PADRE
CRÓNICA: DÍA DEL PADRE
Mañana la tradición traerá sentimientos distintos.
Muchos serán ajenos a la suerte que tienen. No valorarán lo que tienen hasta que lo pierdan. Se acostumbran fácil a lo cotidiano hasta el momento que lo diario se convierte en pasado. Y el pasado no vuelve.
Para otros, los que perdieron a sus padres, sólo el tiempo será un bálsamo para su alma. Y mañana se acordarán de a quienes amaron, de a quienes quisieron, de a quienes sonrieron todos los días, de a quienes les robaron recuerdos y palabras y de quienes quisieron compartir un sentimiento mutuo un día tras otro. Para todos mi cariño y mi afecto. Al igual que para todos aquellos que mañana notarán una punzada en el alma.
Pero hay un tercer sentimiento al que yo me he enfrentado toda vida. Y solo los que me conocen bien saben de él.
La genética no obliga, no manda, no debe imponerse. Ser padre no es un derecho para el progenitor porque en esa decisión no intervino ningún vástago.
Nadie es padre porque tenga un hijo sino porque un hijo le llama padre.
Y la vida es tan cruel que dibuja huérfanos sin intervenir la muerte.
Pero ahora que lo pienso. Yo también soy padre.
Y qué es ser padre, me pregunto yo. Porque hasta el mismo Saturno lo fue y no es un buen ejemplo ya que devoró a sus hijos.
Ser padre tampoco lo es si tu única preocupación es perpetuar tu apellido. Qué egoísmo, qué estupidez.
Un padre tampoco lo eligen los hijos y la genética no es la razón, porque he conocido a muchos buenos padres que lo han sido sin necesidad de transmitir sus propios genes.
Como todos los años, intento escribir sobre ser padre y en ello me encuentro perdido porque durante muchos años no me he sentido hijo.
Es muy dificil que pueda escribir algo como hijo pensando en un padre.
Y si como padre pudiera pedir algún deseo este día lo que pediría os podría resultar extraño. Me gustaría que mi regalo fuera un paseo por el campo. Surcar el camino de Valdepiélagos al Coto San Benito. E ir acompañado no por mi padre, ni por su padre, sino por mi bisabuelo Agustín. Y mirarle a los ojos. Y escucharle. Y sentirle a mi lado. Y decirle que nunca morirá porque nunca será olvidado. Y abrazarle como lo haría un hijo a un padre, aunque fuera el padre del padre de mi padre.
Mi segundo deseo y último sería... ser un buen padre. Pero no por mí sino por mi hija. Y no equivocarme. Creo que mientras la vea sonreir en la felicidad iré por el buen camino.
La genética nunca os dará ningún derecho porque ser Saturno es muy fácil.
Felicidades a todos aquellos que percibais la mirada de alguien que se siente como vuestra hija o hijo, a pesar incluso de la distancia y de los tiempos.
Para el resto de padres que sólo os preocupó engendrar os deseo lo que tenéis... nada más.
@agustindelasheras @cronistadevaldepielagos @presidentecronistasmadrileños
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