Crónica: La falsa acacia.
Crónica: La falsa acacia. Me decían mis tías y mi padre que los años inciviles donde los unos mataban a los otros, los de siempre, pasaban hambre. Recuerdo que mi madre me contaba que en el Madrid sitiado, en la calle de Los Madrazo, además de sobrevivir a las bombas había que subsistir al hambre. Pero los parques de Madrid y el suelo de tierra prensada bajo los adoquines eran huertos baldíos para la penuria diaria. En Valdepiélagos, los cardillos, pucharacas, alguna seta de cardo, berros, acederas y espárragos solitarios, engañaban algo al estómago, pero indudablemente lo que dejó huella a esa generación fue el hambre. Y lo recodaron toda la vida.. Los hechos ocurridos desde el 36 al 39 fueron omitidos en los libros de la iglesia. Nada se sabe de nacimientos, defunciones y matrimonios durante esos años, porque nadie los escribió. Tiempos difíciles para iglesias, legajos y sacerdotes. Cada vez que recorro la ladera del camposanto me detengo en nombres con apellidos conocidos que se